jueves, 30 de agosto de 2012

Como la vida misma.

Prefiero la oscuridad. Arde. Y parece que no hay luz. Y me vuelvo a perder. Como lo hacía de pequeña. No tenía miedo de nada, excepto de eso. De la oscuridad. La soledad, escuchar mis latidos, miedo y silencio entre comillas. Y es que es todo tan relativo. Pero odio atar cabos. Y que lo que siento ahora no es casualidad. Que solo me falta la cuerda y la silla. Pero siempre fui una valiente. Y el que está ahí arriba siempre acaba ignorándome. Que solo la cama sabe lo de mis cambios de humor. Lo de mis miedos. La perdida. La soledad. Que lo he vuelto a pensar, sí. Pero es porque sigo teniendo miedo. Y lo peor de todo es que ya no está la luz apagada. Si no que mis arterias y mis venas ya no son las mismas. Y lo único que hay oscuro en mi cuarto acabé siendo yo. Que el dolor ya no dilata como antes, ahora duele.

lunes, 27 de agosto de 2012

Hace/s daño.

Jodidamente jodida. Y balanceándome entre mi mierda. Y todo hay que decirlo... Las taquicardias tienen un limite, el dolor punzante y la falta de aire, también lo tienen. Yo tengo un límite. Y es que soy la culpable de toda mi catástrofe. Estoy llena de mierda, y he tocado fondo. Hoy va a ser una noche... No sé como describirlo, quizás melancólica, como la de antes de ayer. En el fondo me gusta. Me he acostumbrado al dolor y me regocijo en él. Y me es tan difícil salir. Que parezco hasta una persona triste de personalidad. Y eso no es cierto. Y es que no puedo pensar en otra cosa. Lo peor es que contra más lo pienso, más me echo las culpas de sentirme así. Y es que no paro de destrozarme por dentro con esta mierda de vida y de canción.

jueves, 23 de agosto de 2012

Diecisiete y para qué más.

Delicadamente bajo por tu nuca susurrándote al oído. Y dándote algún que otro beso, sigo bajando  por tu columna, y me acerco a tus costados dando un pequeño mordisco. Y aún sigues dormida, o lo aparentas. En realidad no quieres que pare. Bajo mis besos por tus caderas acariciándolas. Acabo rozando mi nariz con el final de tu espalda, hasta que puedo notar que se te eriza la piel. Subo despacio pegada a ti, y veo como te muerdes el labio. Y es que no puedo evitar besarte. Que puede llegar a ser todo tan perfecto como despertarte así por las mañanas. Ya sabes que mi sonrisa nunca faltará, ni un "buenos días idiota."

lunes, 20 de agosto de 2012

No me vengas con excusas.

Que lo sé. Esa intensidad de sentimientos por un jodido abrazo. Y constantemente me gustaría. Y duele, claro que duele. Y que joder, un amanecer se ve genial desde mi cuarto. Espero que lo sepas, porque también lo sabrás. Y lo experimentarás. No soy para tanto. Pero te puedo dar tanto... Y más. Besarte, aunque todo vaya en contra. Y acabar viviendo en un amanecer al despertar, acariciando tus costillas después. Te dije que dolería, pero dije que merecería la pena. No tengo nada que perder, ¿y tú?

miércoles, 15 de agosto de 2012

Quizás haya algo detrás de todo este profundismo.

Que alguien alquile mis costillas, cuando no esté. Y planeando me voy. Tal como vine. Y ojalá no hubiera venido. Pensar en cómo sería todo sin mi. Cómo hacerlo. Y hasta preguntarme si dolería. No tengo nada que perder. Qué sería de mí sin mí. No hay dolor. Ni repulsiones. Ni taquicardias. Y sobre todo, no habría absolutismo. Y dejaría de pensar. Y que alguien me diga qué tengo que perder. Que me refresquen la memoria. Y esas ganas de gritar. De romper algo. O de consumirte. Quién sabe. Echo de menos ese dolor de mejillas. Esas sonrisas. Y dejar de ver la felicidad como un objetivo; sino como un estilo de vida. Que me duele hasta llorar. Y mi corazón se ha hecho demasiado frágil.

martes, 14 de agosto de 2012

Las cicatrices del corazón también duelen.

Defectos. Y a tientas por la vida. Dije que no me importaría nada. Y aquí estoy pensando en porque. Hay veces que las palabras no son suficientes. Pero ahora sí. Jode y jodes. Claro. O oscuro, todo o nada. Tú siempre lo has visto así. Y no es cuestión de cambiar, sino de mejorar. Pero es tanto y para ti nunca es suficiente. Y no quiero mejorar. No lo haría por ti. Como cuchillos. Y es verano joder. Y el dolor no puede ser directamente proporcional. Porque me tiraría contigo de la mano o cogidos del labio. Pero no aprecias nada. Ni el respirar aprecias.

sábado, 11 de agosto de 2012

"Su voz, su cuerpo claro..."

Hace dos días exactamente. Y ya no me recuerdas. Podría contarte los segundos. Las canciones. Y las promesas. Como siempre, todo pasa. Hay veces que las palabras no bastan. Pero no supiste cómo. Genial, eso era. Pero no lo apreciaste. Quiero que cada paso que des te recuerde que ya no estoy. Y te duela. No voy a echar culpas. Ni de menos. Bien, en todos los sentidos. Has sido hipócrita. Pero no voy a contarte mis daños. No son cicatrices. No te dí el gusto. Me reventaste a sonrisas. Y a dolor. Gracias, por haberme dejado sentir tus latidos a lo lejos.